TURMALINA
Este mineral está compuesto de sílice y alúmina en proporciones casi iguales, formando unos tres cuartos del total; el resto son pequeñas cantidades de magnesio, calcio, óxido de hierro, ácido bórico y otras sustancias. Es un tanto variable y muy apreciado como gema cuando es transparente y está tallada.
La turmalina, más dura que el cuarzo y más blanda que el topacio, tiene una dureza que oscila entre 7 y 7,5. Cristaliza en el sistema rómbico, en prismas hexagonales alargados y asimétricos, de fractura irregular o concoide. Sus colores más frecuentes son el negro, el negro castaño y el negro azulado; también hay variedades azules, verdes y rojas; otros colores menos frecuentes son el blanco e incoloro. Es muy frecuente que en la misma geoda se encuentren ejemplares de distinto tono, e incluso policromas.
En ocasiones se presentan cristales en dos colores como rojos o rosados en un extremo y verdes en el otro, o transparentes y negros en la misma disposición. Lo más curioso de este fenómeno es que en la mayoría de los casos, los colores son complementarios. Otra posibilidad de policromía es en estratos concéntricos o longitudinales, claramente diferenciados, como en el caso de la llamada turmalina sandía, roja en el interior y verde en la periferia.
La turmalina llegó a Europa en el siglo XVIII, proveniente de Ceylan (actual Sri Lanka), y su nombre proviene del malayo turmali.
Tanto los poderes terapéuticos de la turmalina, como su simbolismo, emanan directamente del color de cada variedad, pero en general representa la amabilidad, la cortesía, la consideración afectuosa y la convivencia pacífica. La Turmalina negra es la más conocida y aplicada en gemoterapia, ya que su color constituye el limpiador por excelencia, tanto para el cuerpo físico como para los sutiles. Refuerza, por ejemplo, el cuerpo emocional, neutralizando todos los sentimientos negativos como la angustia, el temor, el estrés, el odio y la envidia, tanto emanados de nuestro propio subconsciente, como provenientes del exterior.
En terapia física, aplicada sobre el primer y segundo chakras, se considera un excelente diurético y regulador del aparato digestivo y los movimientos peristálticos de los intestinos empleándose también en casos de cálculos renales y vesiculares, desarreglos menstruales, constipaciones y diarreas, diuresis y enuresis y, en general, en todo tipo de desorden que involucre cualquiera de las vías excretoras.
La turmalina azul activa la garganta y el tercer ojo, facilita el desarrollo de la clarividencia y ayuda en los tratamientos de la tiroides y el pulmón. La verde abre el corazón, crea un campo de protección contra el mal y activa el funcionamiento del sistema endocrino. La roja es la indicada para el chakra del corazón y para tratar todos los órganos y sistemas que dependen de él. La încolora tiene un gran potencial para trabajar sobre las enfermedades del cerebro, como las hemorragias, los aneurismas y los tumores. La multicolor, por su parte, contribuye a la armonización de la totalidad del sistema.