OPALO
El ópalo ha sido una de las piedras más misteriosas. Su nombre tiene como raíz el término latino opalus, derivado a su vez del sánscrito upsala (piedra hermosa).
Este mineral compuesto por sílice hidratado, más blanco y menos denso que el cuarzo, tiene una dureza entre 5,5 y 6,5. Su gama en colores va desde el blanco al negro y en su transparencia puede ir desde transparente a opaco, aunque existen otros muchos colores. Los de mayor calidad lucen brillantes colores formados por diminutas fisuras en las que se va depositando y endureciendo el ópalo adicional; con frecuencia esto provoca una interferencia de luz que causa un bonito juego de colores iridiscentes que cambian según el punto de observación. Unicamente la variedad Ilamada hialita, u ópalo noble, es perfectamente transparente. Otras variedades son el ópalo de fuego, opalo arlequín, etc.
Según las leyendas hindúes registradas por los Vedas, «...el Eterno supo que una mujer terrena era simultáneamente deseada por tres dioses: Brahma, Sihva y Visnu por lo que la transformó en una hermosa nube. Entonces el primero de los dioses le concedió el color azul del cielo despejado; el segundo el cálido rojo de las llamas y el tercero el resplandor cegador del Sol; finalmente, el Eterno le otorgó la consistencia del upsala». Los griegos llamaban al ópalo pederota, y fue la joya que Marco Antonio regaló a Cleopatra como prenda de su amor. Los curanderos americanos lo consideraban una piedra de visión por ser el cristal de la luna y el agua.
Como el ópalo despliega todos los colores del arco iris, puede ser utilizado con gran versatilidad. En la gemoterapia, el ópalo es el remedio irreemplazable contra las afecciones oculares, como la conjuntivitis, queratitis, glaucoma, cataratas, etc., a la vez que mejora la visión en casos de miopía, astigmatismo o presbicia. El ópalo blanco ayuda a adquirir claridad mental en situaciones tensas. El dorado acerca la riqueza espiritual. El negro es bueno para la meditación porque inspira la comprensión y las visiones. El rosa sirve para tratar males de amor. El ópalo de fuego, aplicado sobre el chakra cardíaco, protege contra los problemas cardíacos, especialmente infartos y disritmias.
Está considerado como la piedra que alegra el corazón, dando la protección al que lo lleva para no morir envenenado. En otras culturas existe la superstición de provocar mala suerte a sus dueños, a pesar de lo cual no ha impedido que se use como gema.
Es otra piedra de dudosa reputación. Los investigadores ocultistas creen que las únicas personas que puede llevar puesto un ópalo son las del signo de Libra. Para estas personas la piedra es de muy buena suerte y realiza todos sus deseos. Pero para los demás, es un símbolo de maldad y discordia. Sin embargo, existe una variedad de ópalo, conocido como el ópalo negro, del cual se cree que es una de las piedras de mayor suerte, independiente- mente del signo zodiacal de la persona que la luce.
Los ópalos nobles contienen una gran proporción de agua, por lo que actúan sobre el cuerpo emocional en las aplicaciones de cuerpo entero o, cuando se sostienen en la mano durante la meditación, pero a causa de su carácter cambiante, sólo pueden trabajar con éxito con ellos las personas emotivamente equilibradas, es decir, aquéllas cuyos cuerpos sutiles se encuentren perfectamente alineados.